El origen del Coaching tuvo lugar en la práctica de técnicas muy concretas, distintas a una sesión de psicología o de consultoría. En el contexto del desarrollo personal, el Coaching trabaja en la consecución de objetivos, en la identificación de las creencias limitantes y en la responsabilidad del cliente en su proceso. Así pues, la necesidad de perfeccionar y definir la profesión del coach dió lugar a la organización certificadora a nivel mundial: la International Coach Federación (ICF), hace poco más de 20 años.
La ICF recoge las habilidades básicas en las 11 Competencias del coaching y crea el Código Ético, un conjunto de normas éticas que regulan el comportamiento del coach profesional. Todas las organizaciones de coaching que nacieron posteriormente, como Asesco en España, siguen las directrices de la ICF en cuanto a Competencias y Código Ético.
La certificación internacional de la International Coach Federation o la nacional de Asesco es la garantía de calidad que se le ofrece al cliente y el sello de profesionalidad sobre el Coaching.
Todos los alumnos de la Formación Superior de Coaching adquieren las 11 Competencias de la ICF y su aplicación con técnicas específicas. Gracias a este programa que incluye unas sólidas bases, prácticas supervisadas y con el sustento del Código Etico, el alumno se convierte en coach con la garantía de una formación certificada.