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La Conversación de juicios personales

En relación al último post sobre la Ontología del lenguaje, hoy queremos acercaros a los tipos de conversaciones y profundizar en las de juicios personales dado su importante papel en los procesos de Coaching.

En primer lugar, cabe decir que la ontología del lenguaje es la base del Coaching ontológico y de la filosofía que sustenta los procesos de Coaching. Y es que estos, como espacios de autoconocimiento, de cambio y generación de nuevas ideas, se basan en los diálogos y en las conversaciones, ya que los seres humanos interpretan el mundo y se relacionan en él a través del lenguaje.

Llegados a este punto, podemos decir que estamos en presencia de una conversación cuando el hablar y el escuchar están interactuando juntos. Según Echeverría, podemos distinguir cuatro tipos: conversaciones de juicios personales (conversaciones internas), conversaciones para la coordinación de acciones, conversaciones para posibles acciones (explorar posibilidades) y conversaciones para posibles conversaciones.
Las conversaciones de juicios personales responden a la pregunta: “¿Por qué ocurrió?”. Por tanto, a través de ellas damos sentido a algo que ha ocurrido, hacemos interpretaciones acerca del porque se han producido los hechos y asignamos responsabilidades.

Por ejemplo: Voy conduciendo y me doy cuenta que tengo una rueda pinchada. Mi primera reacción es: “¡No puede ser!”. Generalmente, lo que ocurre es que después de la primera declaración, entramos en unas cadenas de juicios: “Siempre me pasan estas clases de cosas”, “Tengo muy mala suerte”, “Cómo ha podido pasarme a mí”, “Justamente ahora que tengo prisa”, etc.

Estas son las conversaciones de juicios personales. Es el tipo de conversación que surge automáticamente cuando estamos frente a un quiebre, con el fin de interpretarlo pero de ninguna manera muestra que nos hacemos cargo del mismo. Es decir que la conversación está atrapada en el quiebre. En este tipo de conversación emitimos juicios de manera repetitiva.

De esta forma no generamos ningún tipo de acción que sea satisfactoria y permanecemos en la insatisfacción. Podríamos construir un sinnúmero de explicaciones interminables para un solo acontecimiento y podríamos culpar a la gente de todo tipos de cosas y de innumerables maneras. De esta manera, nos convertimos en prisioneros de nuestras historias personales y quedamos atrapados en un círculo vicioso.

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