Un marco (o cuadro) es una plantilla mental que, a menudo de manera incosciente, estructura nuestra forma de percibir e interpretar la realidad. La forma en que enmarcamos o encuadramos los hechos determinan el significado que les damos. Un cambio de marco comporta una nueva manera de ver las cosas.
El gran experto de la comunicación Paul Watzlawick define así el reencuadre: “Cambiar el punto de vista al nivel de percepción, del concepto o de la emoción, a través del cual se percibe una situación, para reubicarla en otro marco que se adapte tan bien o incluso mejor a los hechos concretos de la situación. Eso hará que cambie todo el significado de esta situación”
Reencuadrar o reenmarcar se convierte así en un potente recurso de coaching para ayudar a las personas a superar creencias y actitudes rígidas, limitadoras y posibilitar nuevas formas de pensar y de hacer, más equilibradas, útiles, enriquecedoras… El reencuadre es un arte que, a partir de su invitación (que no imposición), puede permitir una iluminación, una nueva perspectiva.. La programación Neurolingüistica y la psicoterapia Gestalt ofrecen recursos valiosos.
Podemos hablar por ejemplo de: RESULTADO Es mucho más efectivo centrarse en lo que se desea (objetivo) que en lo que no se desea (problema). Nuestros recursos mentales y anímicos serán muy diferentes si expresamos en positivo o en negativo nuestros intereses. Así mismo, es preferible cambiar el enfoque en el objetivo (lo que “solo” se desea) por el enfoque en el resultado (lo que conseguimos). Un resultado sigue a una acción. Podemos hablar en todo caso de resultados deseados. Por ejemplo: Si decimos que no queremos estar solos, nuestra mente primero se presenta la soledad y después trata de negarla. Tenemos presente esta soledad. Si, en cambio, nos decimos que queremos compañía, nuestro estado anímico y disposición serán otros. El modelo de la PNL de los objetivos bien formados considera este aspecto. Lo mismo podemos decir en el ámbito de la asertividad.
La expresión en positivo resulta mucho más eficaz en la comunicación. Por ejemplo, en lugar de decir “no griteís” o “no caigas” mejor sería “hablad más bajo” o “ve concuidado.”