Partiendo de la idea de “cambio” que implica el Coaching como disciplina, podemos afirmar que se trata de una herramienta muy práctica en la vida real. Además, el Coaching es útil tanto a nivel personal como empresarial. Los beneficios que nos aporta el Coaching en el ámbito personal se basan en el desarrollo de nuestras propias capacidades y puntos fuertes, en ser más eficientes y disfrutar más de las cosas, en tomar decisiones siendo más conscientes, en confiar más en nosotros mismos y en arriesgar por aquello que queremos lograr.
Paralelamente, en las organizaciones el Coaching se ha convertido en una de las mejores inversiones debido a la necesidad de sacar el mayor partido a su capital humano para conseguir mejores resultados. A nivel empresarial, el Coaching permite reforzar las habilidades de los trabajadores, fomentar y mejorar el trabajo en equipo dentro de la organización, ser más eficientes ante posibles cambios y descubrir nuevas herramientas o métodos para resolver conflictos.
Independientemente del ámbito de actuación, un buen coach debe ayudar a su cliente a identificar y clarificar sus objetivos, desarrollar estrategias dirigidas a lograr sus metas, potenciar sus capacidades y eliminar cualquier miedo o bloqueo que se imponga en su camino. De ahí la importancia de la formación en Coaching, la cual permitirá al futuro Coach desarrollar y mejorar sus capacidades como tal.
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